Hay muchas clases de fondos de inversión, es algo evidente. Pero entre ellos, uno de los más desconocidos son los que tienen a las materias primas como principal componente de sus carteras. Es cierto que su oferta no es tan notable como en los restantes fondos (renta fija, variable, mixtos, alternativos, etc.).
Pero a cambio ofrecen una alternativa para la inversión, especialmente si los mercados tradicionales de renta fija y variable no muestran una evolución positiva. Sus características con respecto a los otros productos son similares, con comisiones en igual sintonía, y que pueden contratarse desde 1.000 euros, siendo muy asequibles para la gran parte de las familias.
Se caracterizan porque son más volátiles, con una mayor irregularidad en la evolución de sus precios, y que tan pronto suben en una misma sesión el 1% como bajan en la misma proporción. Por otro lado, permiten la diversificación en este tipo de activos financieros, para protegerse de posibles pérdidas, que incluso lo combina con activos procedentes de la renta fija.
Pueden proceder de los alimentos (café, azúcar, soja, trigo, cereales, etc.), pero también de los metales preciosos (oro, plata, platino y paladio, entre otros), o combinando ambos activos financieros para que el mediano y pequeño inversor pueda disponer de mejores oportunidades para mejorar su ahorro a través de una carteras muy bien diseñadas por las gestoras.
No obstante, estos fondos de inversión están diseñados para perfiles de clientes muy agresivos, que desean importantes revalorizaciones en sus carteras, aunque contrayendo mayores riesgos que a través de otros fondos de diferente contenido. No conceden ninguna rentabilidad garantizada, sino que se mueven en función de la cotización de los activos integrantes.
Si los clientes quieren suscribir alguno de estos fondos tendrá que examinar con detenimiento la oferta actual. Y decantarse por los activos que mayor confianza les genere, y por supuesto que bajo el control de un algún experto en estos mercados, que puede proceder desde la propia entidad en donde tenga suscritos los fondos de inversión.