Una de las alternativas para invertir en bolsa es decantarse por los valores cíclicos que cotizan en los mercados bursátiles. Son especialmente rentables en los procesos expansivos de la renta variable, ya que sus subidas son más verticales que en otro tipo de acciones. Pudiéndose obtener unas mejores y más amplias plusvalías en la inversión.
Por el contrario, en momentos de recesión económica son una clase de valores muy peligrosos ya que suelen recoger notables correcciones en la evolución de sus precios, con desplomes muy apreciables, que pueden romper la estrategia operativa de los pequeños y medianos inversores. Y que hay que evitarlos a toda costa, para proteger nuestros ahorros.
Las acereras son los representantes más característicos de estos valores, y que en el mercado continuo español están representadas por compañías de tanta entidad como Acerinox o Arcelor. Durante el período recesivo sus precios han caído fuertemente, pero al calor de la recuperación económica internacional, van estabilizando (y apreciándose) sus precios.
Son fuertes apuestas de compra en los períodos expansivos de las economías internacionales, entre otras razones porque su potencial de revalorización es más amplio. En concreto, uno de los valores que actualmente cuenta con mayores perspectivas para crecer en sus precios – en opinión de una gran mayoría de analistas financieros – es precisamente Arcelor.
Son también una clase de acciones muy volátiles, con apreciaciones muy fuertes, pero igualmente con caídas muy pronunciadas, que en ambos casos suelen sobrepasar incluso el 3% en una misma sesión bursátil. Y que por ello, son muy proclives a que sean utilizados por los inversores más experimentados para realizar operaciones de trading.
Y que generalmente coinciden con empresas de gran solvencia y una línea de negocio bien asentada como para captar el ahorro de los inversores, bien institucionales o particulares. Conformándose como uno de los sectores clase para integrarlos en cualquier cartera de valores, bien agresiva o defensiva.
Están en contraposición con los valores no cíclicos, que son completamente diferentes, alejados de los momentos coyunturales de la economía, y menos sensibles a variaciones tan radicales en la cotización de sus precios.